miércoles, 18 de agosto de 2010

Más allá de lo tangible: Patrimonio


Las expresiones culturales que se ven en un Valparaíso rayado, pintado de mil colores y formas por anónimos que dejan una marca para apropiarse de un objeto o muro, las cuecas de inicio del siglo XX que hoy se han ido reformando con agrupaciones de jóvenes que las toman, las bailan y las tocan con matices más modernos y pasos diferenciadores en cada región de nuestro país, las canciones de una Violeta Parra que marcó la música folclórica nacional desde 1960, las jergas y palabras chilenas que tanta risa le causan a los extranjeros y el trabajo de artesanos que practican un arte único que al morir desaparecerá de nuestra tierra y sólo nos quedará el recuerdo, entre muchas otras cosas, representan lo que nosotros llamamos: patrimonio.
Pues, el patrimonio es visible e invisible, tangible e intangible: trascendental. Da a conocer lo que nos representa, lo que fuimos y somos de las más diversas formas y maneras. Pues, fuimos conquistados y reconquistados, guerreros, plebeyos y gobernantes, en una nación mixta por naturaleza que tomó una cultura ajena, la española y la hicimos nuestra escondiendo por cientos de años esa sangre indígena que nos separó, formó y unió.
La Real Academia Española define patrimonio como “hacienda que alguien ha heredado de sus ascendientes”. Cierto que es una herencia de nuestros antepasados, pero va mucho más allá de los monumentos o lugares típicos que hoy nos representan. El Patrimonio es algo que se relaciona con un territorio específico y todos los bienes culturales y ambientales que sean parte de este entorno.
El poder que otorga la legislación internacional a los bienes culturales y ambientales no sólo le agrega un valor agregado a ese monumento, edificio histórico, parque o forma de ser de ciertas comunidades, sino que establece de manera visible y mundialmente reconocida la importancia de preservar y dar a conocer nuestro patrimonio. Pues, en la medida que conocemos y transmitimos a los otros nuestro patrimonio vamos creado cultura y fortificando nuestro futuro con bienes materiales e inmateriales que hacen parte de nuestro pasado y que continúan, es de esperar, vigentes.
Cabe destacar que todo patrimonio construye nuestra cultura que a la vez, según lo establece la UNESCO en 1982: “A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.
Pero, ¿Dónde encontramos esas expresiones que en un momento dado podemos dominar como patrimonio?
Las encontramos en un artesano del Arrayán llamado Raul Celery que con sus manos ha dado una forma nueva al cobre y conquistado el mundo con sus exposiciones y en miles de otros artesanos del norte, centro y sur de nuestro país que portan un saber excepcional e inigualable de una expresión artística digna de mostrar.
El patrimonio es también el lenguaje, como establece la escritora inglesa Penelope Lively en su novela Moon Tiger: “Somos diccionarios ambulantes. En una sola oración de una charla ociosa preservamos el latín, el anglosajón, el nórdico; transportamos un museo dentro de nuestras cabezas, cada día conmemoramos pueblos de los cuales nunca hemos oído”. Si bien aquí Lively se refiere a la lengua de su país Inglaterra, en Chile sucede lo mismo.
Así como adoptamos el castellano de nuestra madre patria España, adoptamos de nuestros antepasados indígenas cientos de palabras que hasta hoy utilizamos:
Del quechua provienen las palabras chala, chacra y cancha, del mapuche tenemos palabras como guata, cahuín, pichintún. En tanto, los yaganes y kawéskar del sur, al tener contacto con los misioneros ingleses que llegaron durante el periodo de las conquistas adoptaron, también, algunas de sus palabras. Por ejemplo, los yaganes llaman a la leche mílku que viene del inglés milk y los Kawéskar llaman a los caballos oráse que proviene del inglés horse.
Es así como el lenguaje representa, también, parte importante de lo que somos, lo que hemos heredado y lo que deseamos ser. Las jergas, los dialectos y toda nueva palabra o sonido que a través de los tiempos vamos adquiriendo, pasan a ser parte de nuestro patrimonio. Pertenece a un proceso de aculturación, de tomar lo que proviene de otros e ir mezclándolo hasta hacerlo nuestro. Un caso a destacar dentro de la sociedad latinoamericana es el arraigo del spanglish como lengua cotidiana entre los descendientes de hispanoamericanos en Estados Unidos. Como señala Ilan Stavans: “en el proceso de transculturación, asimilación existe paulatinamente de una generación a otra una pérdida del idioma nativo y una adquisición del inglés como lengua que lo acoge”. El spanglish ha conquistado América, como muchas lenguas indígenas, en su tiempo, también lo hicieron. Los latinos sabemos hoy cuando alguien entremezcla su idioma con el inglés y lo reconocemos como tal, pero nos falta aún valorar la mixtura de lenguas que existen en nuestro castellano que está bendecido por una riqueza milenaria: palabras indígenas que si nosotros no las mantenemos vivas, morirán como ocurre con muchas lenguas cada día.
El patrimonio debe de ser entendido en el amplio sentido de la palabra. Los bienes ambientales y culturales hacen parte de éste, no sólo como meros objetos o estructuras visibles y tangibles, sino también como formas del comportamiento humano que representan lo que cada nación es, lo que cada continente ha construido y lo que deseamos que viva y trascienda generaciones. Sólo así seremos nosotros los eternos conquistadores de un Chile mixto, de una América indígena-europea y de un mundo multicultural que no para de construirse, de generar cultura.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con lo escrito, y considero que parte del valor patrimonial es ver y relacionar las cosas como un conjunto, en que pasado y presente se unan, y no se excluyan. Quizás es ahí donde se pierde valor, y por eso se tiende a valorizar lo inmediato;lo nuevo (generalmente no propio), produciendo que generaciones tras generaciones aporten nuevos aspectos, desechando lo pasado: algo asi como un borron y cuenta nueva.

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  2. De acuerdo. Pero, está cambiando. Está cambiando la cosa, lento, pero cambiando.

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